(Como aprendí de Jim Rhon) creo que los resultados que quiero para 2021 no pueden ser conseguidos por la persona que soy ahora, es decir, la persona que tiene la mentalidad, actitud y comportamientos que tengo en este momento, porque si no fuera de esa forma ya los habría conseguido.

Creo que serán conseguidos por la persona que conquiste esos atributos de los que ahora carezco. Y una vez que los haya conquistado, el resultado (u objetivo) será simplemente atraído por la persona en la que me habré convertido. Porque, también creo, que el objetivo no se persigue, ya que no es posible trabajarlo directamente. Lo único que puedo trabajar es sobre mi, sobre lo que necesito cambiar en mi para ser capaz de atraerlo. Y, como todos los seres humanos, dispongo de todo el poder necesario para trabajar en mis cambios.

Me llevó esfuerzo y tiempo comprender esta distinción tan sutil y, simultáneamente, tan poderosa.  El resultado (u objetivo) establecido no es más que la consecuencia (inevitable) del cambio que realizo en mi.

El cambio se refiere a identificar la mentalidad, actitudes y comportamientos precisos que requiere ese resultado. Mentalidad es un término amplio que puede incluir creencias o valores, intereses, etc.

Una vez identificados los comparo con los que sustento en ese momento para establecer la brecha de los cambios a realizar, es decir, los desaprendizajes y los nuevos aprendizajes a trabajar.

El resultado (u objetivo) establecido

no es más que la consecuencia (inevitable) del cambio que realizo en mi

El cambio es el aprendizaje. Por eso le llamamos zona de aprendizaje a la que está fuera de la de confort.

Porque en la zona de confort no hay aprendizajes, ni crecimiento. Es la normalidad tan deseada y elegida por muchas personas, que prefieren la certidumbre, lo conocido, la seguridad, desenvolverse con las competencias que ya poseen, a las que no les gusta el riesgo. Es la zona conservadora, en la que viven las costumbres y las tradiciones que les gusta conservar. Una zona de descanso, sin sorpresas. Una zona en la que se escuchan frases como si funciona no lo cambies, más vale pájaro en mano que ciento volando…

En la zona de aprendizaje, por el contrario, sólo existe el cambio, aprendizaje, crecimiento. Equivale a la conquista de la nueva normalidad (cuando haya sido conquistada). Es deseada por las personas que se arriesgan o no tienen miedo al riesgo que significa enfrentarse a la incertidumbre, la inseguridad, la incompetencia, las equivocaciones e incluso el fracaso (que ellos denominan aprendizajes). Es la zona progresista en la que tiene lugar el avance, progreso, cambio. Una zona de novedades, con sorpresas de todo tipo. Una zona en la que escuchas frases como si funciona ¿cómo puedo mejorarlo?, ¿cómo podría cazar varios pájaros?

Son dos zonas distintas que reflejan la forma de ser de los seres humanos, porque (afortunadamente) somos diferentes. Ninguna es mejor que la otra. Simplemente representan nuestras distintas preferencias, que son válidas y útiles, siempre que no nos generen insatisfacción, infelicidad o sufrimiento.

Son el reflejo de nuestra completa libertad de elección, es decir, de nuestra respons(h)abilidad.

A 2021 no le pido nada. La petición de lo que quiero me la hago a mi mismo, porque yo soy la única persona en el mundo que tiene el poder de cambiarme con la precisión necesaria para convertirme en la persona capaz de atraer el resultado que establezca.

2021 será, simplemente, testigo del cambio (aprendizaje) y de la (inevitable) atracción del resultado.

Gracias, Jim Rhon.

Jaime Bacás, fundador de EXEKUTIVE coaching