29 Nov 2022
Procrastinación en tus relaciones

¿Quieres averiguar qué tienen en común estas tres escenas comunes?

Escena nº1. Pascual, tu jefe, quiere que le entregues un informe actualizado, y detallado, de la situación en que se encuentra el lanzamiento del producto XYZ. Lo necesita antes del lunes próximo a las 9 h. porque tiene una reunión con Baranda, el director general, para informarle de este y otros proyectos ese mismo día a las 15 h. y desea poder estudiarlo y pedirte más aclaraciones si lo considera necesario.

El lunes a las 10 h. te llama para reclamarlo y le contestas que no das abasto y que podrías terminarlo a las 12 h.

Escena nº2. Julia, tu compañera responsable de RRHH en la zona sur te pide que le envíes, esta mañana, toda la documentación del programa de Pensamiento Crítico que hiciste en la zona norte hace seis meses, la inversión económica y tu evaluación de los resultados, porque su jefe está considerando hacer uno similar en su zona. Calculas que reunir toda esa información te llevará más de media hora.

Ya casi es la hora de comer. Te llama para recordarte que no lo ha recibido. Le dices que no has tenido tiempo…” ¡No sabes qué mañanita llevo, Julia!”

Escena nº3. Margarita, tu compañera, tiene la costumbre de pedirte, continuamente, favores laborales. Para evitar esa situación tratas de no encontrarte con ella y esquivarla siempre que puedes. Muchas veces te localiza por teléfono o por correo-e. Cuando te reclama respuesta casi siempre te escapas con un “se me había olvidado”.

Escenas como estas son el pan nuestro de cada día en tu empresa y, también, en los demás ámbitos de tu vida: familia, amistades, etc.

 

Procrastinación social

Algunos autores clasifican los más de veinte tipos de procrastinación en dos grandes grupos. La procrastinación personal, cuando sus consecuencias sólo te afectan a ti y la procrastinación social, cuando las consecuencias, además de personales, afectan a otras personas.

Las escenas anteriores describen tres tipos de esta última y pertenecen a los tipos de procrastinaciones de control, enojo y miedo.

Un observador que no sepa lo que es procrastinación diagnosticará estas situaciones de forma diferente (e inefectiva), como, por ejemplo: son unos desorganizados, no saben decir que NO, lo hacen adrede para fastidiar, no saben gestionar su tiempo o sus prioridades, etc.

Cualquiera de esas “etiquetas” puede tener algo de verosimilitud, pero son, muy probablemente, inexactas e inefectivas si los comportamientos de esos tres individuos no son aislados y, en su lugar, responden a un patrón de conducta.

Revisemos con algo de detalle.

 

Escena nº1

Utilizas la procrastinación para controlar la realización de la tarea asignada.

No te gusta que te digan qué es lo que tienes que hacer, cuándo y cómo hacerlo. Pero te incomoda denunciarlo.

Tienes miedo a enfrentarte con tu jefe y complicar vuestra relación. Tampoco quieres reconocer que procrastinas adrede.

Realmente no te molesta la tarea (forma parte de tus funciones y responsabilidades). Lo que te molesta es quién te la pide (Pascual) o cómo lo hace (“me vas a preparar un informe…”).

En tu mente puedes escucharte diciendo algo como “No soporto que me digas lo que tengo que hacer”.

 

Escena nº2

Te resistes a actuar cuando otros quieren que actúes.

Te molesta o te ofenden las peticiones de otros (o sólo de Julia). Crees que no tienen derecho a pedirte favores.

No quieres discutir. Ni expresar el enojo que sientes y que podría acarrearte problemas.

No te apetece hacer lo que te piden, pero crees que no estás en posición de decir NO.

En tu mente escuchas algo como “No tienes derecho a pedirme eso”

 

Escena nº3

Evitas relacionarte con las personas que pueden pedirte favores.

Esa evitación te protege de tener que tratar con personas difíciles o decirles NO.

No quieres que esas personas tengan una mala opinión de ti.

Tienes miedo a decir lo que piensas. Harás lo que te piden sólo por evitar malos rollos.

Aparentemente parece que estás muy ocupado y no puedes ni hablar con ellos, pero, en realidad, tienes miedo.

En tu mente escuchas algo como “me gustaría que te olvidaras de mi”.

 

Procrastinar es una estrategia escapista

Estos tres tipos de procrastinación representan una forma –poco eficaz – de comunicar tus sentimientos a otras personas.

Hay personas que definen sus relaciones con otros generando dependencia. Procrastinan la realización de tareas para forzarles a que las hagan por ellos (que les salven) y así generan dependencia. Los niños –y los que se siguen comportando como tales– aprenden muy pronto esta estrategia con sus padres: “Pascualito, recoge tu cuarto (o apaga la luz)”. Ni caso. Papá o mamá termina recogiendo o apagando.

Estos tipos de procrastinación provocan, frecuentemente, el enfado o la frustración del otro, pero tienen la ventaja de que te permiten llevar la iniciativa en la relación.

Cuando no te atreves a decir NO a las peticiones de otros, usas la procrastinación para evitar esa confrontación que temes y, al mismo tiempo, mantener tu posición de que no harás lo que no quieres hacer o, en el peor de los casos, retrasarás la ejecución causándole inconvenientes al otro, lo que interpretas como una victoria.

Usas la procrastinación para contraatacar a aquellos que están enfadados contigo y, también, para protegerte contra el exceso de peticiones que provocan que te sientas agobiado y sobrecargado de trabajo

 

¿Qué puedes elegir hacer en lugar de seguir procrastinando?

Lo primero es ser consciente de que estás procrastinando y que no se trata de otra cosa. Después reconocer cómo y para qué procrastinas. Tercero decidir si quieres dejar de hacerlo. Finalmente elegir una estrategia o solución eficaz.

En esos tres casos hay varias soluciones eficaces. Una de ellas es usar la asertividad.

Cuando seas capaz de comunicar tus sentimientos directamente, no necesitarás utilizar una vía indirecta como la procrastinación.

Sin embargo, será muy probable que no tengas suficientemente desarrollada esta habilidad, por lo que puedes necesitar desarrollarla. Pide ayuda.

Pronto comprobarás cómo mejoran tus relaciones y tu propio bienestar.

 

“Señor, ayúdame a priorizar lo que hoy debería hacer primero, segundo y tercero,

en lugar de intentar hacerlo todo a la vez y no terminar nada.

Concédeme la sabiduría para delegar lo que puedo y para ordenar lo que no puedo delegar,

para decir NO cuando lo necesite y el sentido de saber cuándo volver a casa”.

 –Marion Wright Edelman

 

Jaime Bacás, fundador de EXEKUTIVE Coaching y BATMETRIX, socio de ATESORA Group

 

Artículo publicado originalmente en junio 2010 para Senderos de Productividad

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