03 Ene 2023
Revolución nº 3

Aquella era una empresa realmente sorprendente.

Julián, su reciente Director de RRHH, había establecido una extraña conducta hacía dos meses, que ahora ya se había convertido en hábito.

Durante una hora por la mañana (de 9 á 10), todos los días, toda la plantilla de la empresa (directivos, jefes y empleados) permanecían sentados en sus puestos de trabajo en absoluto silencio.

No sonaban los teléfonos fijos, ni los móviles, porque habían sido desconectados. Las alertas sonoras y visuales de correo-e en los ordenadores también habían sido apagadas.

Ni visitas, ni reuniones, ni los típicos “¿tienes un minuto?”.

El panorama que un eventual observador externo podría contemplar no se diferenciaría del de un monasterio de clausura a la hora del rezo.

El propósito de tan extraño proceder era muy simple: realizar la tarea más importante del día. Cada empleado seleccionaba la tarea o proyecto que pudiera añadir mayor valor. Como todos ya sabían solía tratarse de la tarea más compleja, difícil y larga. En muchos casos necesitaban varias sesiones para completarla.

Ser capaces de generar un entorno propicio para la concentración gracias al silencio total, libre de distracciones e interrupciones, resultaba clave para poder realizar ese tipo de tarea.

Por otra parte, la sensación de estar todos juntos trabajando en la tarea más importante de cada uno, sabiendo que durante esa hora no tolerarían ninguna interrupción, apalancaba su sensación de autocontrol, de mayor poder personal.

La combinación de esos dos efectos – concentración y autocontrol – hacía realidad que esa hora fuera la más productiva de todo el día.

Además, como diría Brian Tracy: “¡cómete tu sapo nada más empezar el día!”, todo lo que venga a partir de ese momento será como ir cuesta abajo.

Julián, a la vista del éxito obtenido, está considerando ahora la posibilidad de añadir una segunda hora diaria.

Mientras reflexiona, sonríe. Recuerda aquel día en que leyó esta idea en alguna parte. Y recuerda cual fue su primera reacción: “¡Vaya idiotez! ¡Eso es imposible!… al menos en mi empresa”.

Revolución (R.A.E.): cambio rápido y profundo.

“El futuro que imaginas es el futuro que consigues”.

Robert G. Allen

 

Jaime Bacás, fundador de EXEKUTIVE Coaching y BATMETRIX, socio de ATESORA Group

 

Artículo publicado originalmente en marzo 2010 para Senderos de Productividad

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